El pasado sábado decidí dejarme caer por “La Mafia se sienta a La Mesa” un restaurante italo-mediterráneo cuya reciente apertura se vivió
pocas semanas atrás en la capital alavesa.
Después de echar una ojeada a su página web decidí que era el momento para hacerle una visita a “El Padrino”.
El local:
El restaurante se encuentra en Avda. Gasteiz, 17. Para los vitorianos justo en frente de los juzgados. El local tiene dos zonas diferenciadas: a la entrada un pequeño bar unido casi de manera indistinguible con la zona del restaurante. La decoración estaba fuertemente ligada al nombre de la franquicia, con numerosos cuadros y fotografías relacionadas con la mafia. Asimismo puedes reconocer el nombre de la mayor parte de los mafiosos leyendo los escritos tanto de la pared como de las sillas.
Como punto negativo hay que destacar la mala situación de los baños, ya que para acceder a ellos debes atravesar todo el salón-comedor y hacerlo sorteando las mesas. En el rato que estuvimos allí se formaron aglomeraciones en la entrada y eso dificultó el trabajo a los camareros.
Además, la cocina tiene un gran ventanal que la comunica con la zona del comedor y hay un par de mesas muy cercanas con lo que puedes acabar con la ropa oliendo a comida. Como contrapartida puedes ver la eficiencia de los cocineros tanto en su trabajo como en la limpieza.
Después de echar una ojeada a su página web decidí que era el momento para hacerle una visita a “El Padrino”.
El local:
El restaurante se encuentra en Avda. Gasteiz, 17. Para los vitorianos justo en frente de los juzgados. El local tiene dos zonas diferenciadas: a la entrada un pequeño bar unido casi de manera indistinguible con la zona del restaurante. La decoración estaba fuertemente ligada al nombre de la franquicia, con numerosos cuadros y fotografías relacionadas con la mafia. Asimismo puedes reconocer el nombre de la mayor parte de los mafiosos leyendo los escritos tanto de la pared como de las sillas.
Como punto negativo hay que destacar la mala situación de los baños, ya que para acceder a ellos debes atravesar todo el salón-comedor y hacerlo sorteando las mesas. En el rato que estuvimos allí se formaron aglomeraciones en la entrada y eso dificultó el trabajo a los camareros.
Además, la cocina tiene un gran ventanal que la comunica con la zona del comedor y hay un par de mesas muy cercanas con lo que puedes acabar con la ropa oliendo a comida. Como contrapartida puedes ver la eficiencia de los cocineros tanto en su trabajo como en la limpieza.
El servicio:
Aunque la calidad del servicio es uno de los criterios
estrella para que un restaurante triunfe no creo que sea el punto fuerte de este
sitio en particular. Probablemente sea por su reciente apertura pero me dio la
sensación de que los camareros no estaban muy bien organizados. Nos atendieron
varios de ellos. El que nos recibió era lento y rudo, lo cual no nos causo una
buena primera impresión, pero más tarde nos tomó nota un chico muy atento que
nos pregunto en varias ocasiones si nos gustaba la comida, sin ser tampoco muy
cargante.
La comida:
Personalmente me encanta la comida italiana y suelo ser exigente en el sabor de la comida pero sobre todo en la relación calidad/cantidad/precio. Ya que éramos varias personas pedimos platos diferentes para probar las distintas posibilidades que se nos ofrecía en la carta.
Personalmente me encanta la comida italiana y suelo ser exigente en el sabor de la comida pero sobre todo en la relación calidad/cantidad/precio. Ya que éramos varias personas pedimos platos diferentes para probar las distintas posibilidades que se nos ofrecía en la carta.
Nosotros éramos cinco y pedimos:
- Una ensalada César (para compartir a modo de entrante).
- Arroz con pollo, champiñón, bacon y curry suave.
- Ravioli de carne con salsa cuatro quesos.
- Medallones de solomillo de cerdo y su bacon con cebolla caramelizada, aceto y patata frita.
- Ravioli de carne con salsa carbonara.
- Risotto carbonara con bacon, pollo, champiñón y galleta parmesano.
- Crêpe de chocolate caliente con helado o nata.
- Dos cafés con leche y un café americano.
Fue todo un deleite para el paladar. No solo el sabor era inmejorable sino que la ración era sorprendentemente abundante para lo que nos esperábamos.
Probé todos los platos (por gula) y no sabría explicar cuál de todos era mejor. Pasé de una ensalada César exquisita a un arroz con pollo con el curry en su justa medida, sin olvidarnos de unos medallones jugosísimos para acabar comiendo unos raviolis con un intenso sabor a gorgonzola, parmiggiano, emmental y roquefort.
Había tanta comida que no pude llegar a pedir un postre. Simplemente probé un cacho del crêpe que no fue santo de mi devoción. La masa estaba demasiado tiesa, como si llevase tiempo hecha, pero se compensó con el café que estaba realmente bueno.
El precio medio
por persona ronda los 20 €. Aunque algunos platos parezcan caros al
leerlos en la carta se pueden pedir para compartir, lo que hace más asequible
la factura. El único punto negativo que puedo sacar de la carta es el precio de los
postres, que me parecieron un poco abusivos.
Arroz con pollo, champiñón, bacon y curry suave. |
Medallones de solomillo de cerdo y su bacon con cebolla caramelizada, aceto y patata frita |
Ravioli de carne con salsa cuatro quesos. |
Crêpe de chocolate caliente con helado o nata. |
En resumen, La Mafia se sienta a La Mesa es un italiano con comida exquisita, buen precio y grandes raciones.
Tanto la decoración como la propuesta gastronómica hacen de la Mafia un lugar recomendable para una comida o cena en buena compañía.
Por si os queréis pasar, os dejo la dirección:
Restaurante La Mafia se sienta a la mesa
Avda. Gasteiz, 17
Vitoria-Gasteiz (Álava)
Tlf: 945 13 11 95
Avda. Gasteiz, 17
Vitoria-Gasteiz (Álava)
Tlf: 945 13 11 95
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